7.7.06

Coplas del cartonero masón. Un nuevo trabajo del Colectivo Teatral Puerta Roja y el cantautor Amadeo




Llegamos así a un patio colonial, sobre un cúmulo de escombros olvidados. Un anciano hablaba a un numeroso grupo de hombres con carros. Pregunte: -¿Es él Don José? A lo que ella respondió: -Sí, ésta es la logia de cartoneros masones que recorren las noches a la caza de un centauro…


Texto y Dirección: Marcelo Subiotto
Intérpretes: Marcelo Subiotto y Oscar Albrieu Roca

Voz de Don José: Pompeyo Audivert
Diseño de luces: Adrián Canale
Arte: Ornella Galeota
Operación de luces: Sergio Costessich
Dirección musical: Oscar Albrieu Roca

Comentarios de prensa

Clarín 19 /9/06
Las huellas de la crisis suben a escena
Por Ana Durán

Conocer a Amadeo es una experiencia intransferible. Es verlo y descubrir a la poesía encarnada en un personaje que lleva en su piel el crisol de razas, la América profunda, el sueño bolivariano. Amadeo es, en realidad, Marcelo Subiotto, el actor que hace de Edmund en la versión de Rey Lear de Jorge Lavelli. Sólo que, los sábados a la noche, viste la implacable ropa negra, se apropia de su guitarra y canta, dice, recita el devenir telúrico que empezó a tomar forma en Amores metafísicos, su primer espectáculo. "La idea de trabajar con un personaje como Amadeo —cuenta Subiotto— surgió de la observación de poetas y cantautores de protesta de los 60 y 70 —nuevo folclore—, o los cantores uruguayos como Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa o Los Olimareños. Aunque corrí el discurso a un terreno más absurdo. Amores metafísicos fue el segundo unipersonal que hice después de La cruzada de los niños y quería usar pocos recursos, una gestualidad mínima, un tono monocorde, un espacio reducido, un banco, la guitarra, texto y canciones. Con Amadeo fui primero a bares donde había otros folcloristas, y me presentaba ahí con un público que no era de teatro y creía que yo era ese personaje. Esto me permitió encontrar la ambigüedad de su discurso, en el que no se sabe cuándo habla en serio".Este cantor popular volvió al ruedo con las Coplas del cartonero masón, acaso uno de los primeros intentos no fallidos de rozar la temática de la crisis del 2001 y sus nuevos personajes, los cartoneros, pero desde la dinámica teatral. Un espectáculo inteligente, en el que no se sabe dónde termina el absurdo para dar paso al vuelo estético. Y está Evaristo, un músico que convoca sonidos hasta de las ventanas. "Sobre un cúmulo de escombros olvidados un anciano habla a un numeroso grupo de hombres con carros, es la logia de cartoneros masones que recorren las noches del Abasto a la caza de un centauro". Ahora es Amadeo el que habla. "Trabajé con las organizaciones secretas de la literatura argentina y la historia política -sigue el actor. Fue como unir el mundo de la Logia Lautaro con el mundo cartonero y que resulte un mundo nuevo que se justifica a sí mismo.

14/3/06 . Soles Digital: Como proclama Oscar Albrieu Roca en una de sus intervenciones musicales, la vida es una sumatoria de instantes, y al fin y al cabo sólo recordamos instantes. “Coplas del cartonero masón” se nos presenta como un instante intimista y placentero al ritmo acompasado de la extraordinaria narración que parte del imaginario de su protagonista, encarnado por Marcelo Subiotto, que junto al refinado y original acompañamiento musical de Oscar Roca, hacen de la reunión un fantástico viaje de poco más de 40 minutos.

Crítica completa: http://www.solesdigital.com.ar/teatro/cartoneromason.htm

8/11/06. Crítica Teatral: Este espectáculo está lleno de imágenes bellísimas, ya sea desde lo espacial, los efectos lumínicos que crean un mundo mítico y de fantasía, con un final sorprendente.
Hay situaciones a las que es difícil ponerle lírica y sin embargo en “Coplas del Cartonero Masón” fluye la poesía. Esta historia es narrada al estilo de Amadeo: a pura poesía, a puro humor, por medio de la música y las palabras conmovedoras.

Crítica completa: http://www.criticateatral.com.ar/criticaspag/marzo/coplas.htm

Alternativa Teatral. Nota: Monodrama.

Por Mónica Berman

Las coplas del cartonero masón es un espectáculo que elige una posición fuertemente narrativa. Amadeo asume la responsabilidad de la palabra, se presenta a sí mismo como fuente del relato, cuenta (y canta) “su” historia y, en la mayoría de los casos, la voz de los otros es introducida por él mismo en su narración. La presencia de los demás personajes que constituyen la historia, es sólo verbal y se integra en el discurso de Amadeo. Siempre es él quien elige y organiza la palabra de los otros. La única excepción es en relación con Don José, cuya “voz” aparece primero a través de la lectura de una carta suya (hay una búsqueda de preservar su palabra, de mostrar que sólo puede aparecer estratégicamente mediatizada) y luego a través del grabador, que en un primer momento no constituye distancia temporal ni espacial, sino que funciona como si Don José hablara en ese momento. La segunda aparición de la voz de Don José, grabador mediante, es diferente, porque él ya está muerto y el registro de su voz, sirve para mostrar algo así como la “eternidad” de sus palabras sobreviviéndolo. El espacio, reducido, es constantemente recorrido. Hay un aprovechamiento de lo que ya estaba, no una escenografía armada para tal fin. Si hay una puerta, se la utiliza para entrar y salir. Una pared se convierte en un espacio plano para dibujar...La voz (en tanto emisión vocal) está puesta en primer plano, tanto en el canto como en la narración. La palabra, a través de esa insistencia sonora, se permite la construcción poética sin necesidad de justificación. Hay un detenerse en la materialidad de las palabras que resuenan con todas sus dimensiones y oscilan entre la más bella poeticidad y cierto humor, levemente irónico, casi sutil. Amadeo elude sistemáticamente toda construcción de interlocutor, como si contara sin contarle a nadie. Hay en el espectáculo una firme presencia de la primera persona que no busca vínculo. La historia es -y si no se escucha, también es- más allá de los posibles espectadores. Unos minutos antes del final articula un “ustedes” que presagia algún giro en la acción, una transformación. La intervención final es de otro orden. El relato, en extensión, es relato de lo que ya pasó, una clausura en el pasado, pero hacia el final, el presente y, aún más, el futuro, se inscriben como certeza y cambian el curso de las cosas, convierten la narración en otra cosa ¿En qué? Vale la pena averiguarlo...

Fotos para Coplas .... : Andrea Chacón